Los proyectos mineros realizados en la última década, están en su mayoría basados en moler autógena o semiautógena, siendo esta última la que mayores capacidades unitarias de tratamiento ha alcanzado.
Los monstruosos molinos SAG de 12 m de diámetro y más de 20 MW de potencia, permiten alcanzar capacidades del orden de 2.000 t/h, valores bastante lejanos de las 10 t/h que se obtenían con los "molinillos" de 2 m de diámetro y 200 kW.
Estos molinos "gigantes" tanto autógenos y semiautógenos como de bolas presentan grandes problemas de diseño, no sólo en lo que respecta a su estructura mecánica sino también al modo de aplicar la enorme potencia requerida para su accionamiento. Las últimas generaciones de molinos, diseñados con la ayuda de potentes ordenadores y programas basados en cálculo por elementos finitos, presentan notables diferencias con sus predecesores los molinos simplemente "grandes".
El motor eléctrico está construido sobre la propia virola del molino, actuando éste como rotor, eliminando de este modo los costosos y complicados sistemas de accionamiento tradicionales: reductor, embrague y conjunto piñón-corona.
Una última tendencia es reemplazar los cojinetes tradicionales en los cuellos de entrada y salida del pulverizador por apoyos directos flotantes sobre la virola de modo similar a la solución adoptada para el motor eléctrico; de este modo se eliminan las restricciones de paso en los cuellos del molino, y pueden soportarse mejor las elevadísimas cargas generadas por estos enormes molinos.
Estos nuevos desarrollos que surgieron en Europa hace casi 20 años, son la base actual del movimiento hacia el gigantismo, pero no hay que olvidar que algunos de estos "supermolinos" siguen teniendo serios problemas mecánicos que han causado difíciles situaciones económicas, tanto para los constructores de los molinos como para sus usuarios.
En los circuitos con molinos gigantes, se manipulan pulpas, con caudales del orden de 6.000 m3/h, que deben ser bombeadas a las baterías de hidrociclones.
Se han desarrollado bombas centrifugas de pulpas, también gigantescas, de más de 500 mm de diámetro de aspiración, accionadas por motores de más de 1.000 kW.